¿Qué es el citomegalovirus?
El citomegalovirus (CMV) pertenece a la familia de los herpesvirus, al igual que el herpes simple, el herpes zoster y la varicela. El citomegalovirus trae consigo una característica común en todos los virus de esta familia: quien se infecta a sí mismo, comienza a tener al virus como compañero definitivo para el resto de su vida, es decir, sigue siendo portador de una infección crónica en estado de latencia.
El citomegalovirus es considerado uno de los microorganismos más oportunistas en personas con un sistema inmunológico comprometido.
La infección por el virus se produce por el contacto con secreciones corporales contaminadas, de la madre al niño durante el embarazo o el parto, la transfusión de sangre, el trasplante de órganos, entre otras formas.
Las infecciones por citomegalovirus son raras en personas sanas. Sin embargo, en los individuos con un sistema inmunológico debilitado, el virus provoca síntomas y puede causar complicaciones graves, a menudo con implicación de órganos.
¿Cuál es el tratamiento para el citomegalovirus?
El tratamiento de la infección por citomegalovirus se realiza con medicamentos antivirales. Sin embargo, estas drogas causan toxicidad en las células sanguíneas y los riñones y esto es una gran preocupación.
Por lo tanto, requieren atención en la administración intravenosa y un cuidadoso seguimiento clínico y de laboratorio. El tratamiento tiene una duración variable, pero debe realizarse durante al menos un mes.
¿Cuáles son los síntomas del citomegalovirus?
En la fase aguda de la infección, el citomegalovirus puede causar algunas manifestaciones clínicas inespecíficas, como fiebre, agrandamiento de los ganglios linfáticos (inguas), dolor de garganta, agrandamiento del hígado y el bazo, así como la presencia de linfocitos atípicos en el CBC.
En esta etapa, no se necesita ningún tratamiento antiviral específico, ya que es una condición benigna, que se resuelve por sí misma en unos pocos días o semanas.
¿Cómo se hace el diagnóstico del citomegalovirus?
El diagnóstico del citomegalovirus se hace a través de una serología que detecta la presencia de anticuerpos contra el virus. Las más comunes son IgG (inmunoglobulina G) e IgM (inmunoglobulina M).
Los anticuerpos IgM están presentes sólo en la fase aguda de la infección y las IgG, que también aparecen en la fase aguda, permanecen de por vida, constituyendo lo que se denomina una cicatriz serológica.
¿Cuáles son las complicaciones del citomegalovirus?
Después de la fase aguda de la infección el virus permanece latente, pero en el futuro puede comportarse como un oportunista cuando hay una deficiencia inmunológica, causando enfermedades más graves y preocupantes. En estos casos, puede atacar varios órganos, causando enfermedades graves, que comprometen el sistema digestivo, los pulmones, el sistema nervioso central y la retina.
Cuando afecta al tracto gastrointestinal, causa lesiones ulceradas y muy dolorosas. La complicación más común causada por el citomegalovirus en los pacientes con VIH/SIDA es la coriorectinitis, una deficiencia ocular, con deterioro visual, que puede llevar a la ceguera si no hay un tratamiento para recuperar la competencia inmunológica del paciente.
El médico o infectólogo es el especialista responsable del tratamiento de la infección por citomegalovirus.