Los síntomas del dengue incluyen fiebre de aparición repentina, generalmente alta, que dura hasta 7 días, acompañada de dos o más de los siguientes signos y síntomas: dolor de cabeza, dolor detrás de los ojos, dolor muscular, dolor en las articulaciones, dolor abdominal severo, diarrea, vómitos, cansancio, debilidad y lesiones cutáneas enrojecidas, como si toda la piel estuviera pintada con un bolígrafo rojo. Estas erupciones de la piel pueden causar picazón.
Los signos y síntomas de la fiebre del dengue descritos anteriormente pueden o no estar asociados con la aparición de alguna forma de sangrado o hemorragia (dengue hemorrágico).
La persona también debe haber estado en los últimos 15 días en algún lugar donde se esté produciendo la transmisión del dengue o donde esté presente el mosquito Aedes aegypti.
¿Cómo identifico la fiebre del dengue hemorrágico?
El tipo más grave de dengue es la forma hemorrágica de la enfermedad, que causa hemorragias en la piel, en los tejidos debajo de la piel y en los intestinos, y puede causar la muerte del paciente.
Sólo mediante la supervisión médica es posible determinar si la persona desarrollará o no dengue hemorrágico.
¿Cómo se diagnostica y se trata la fiebre del dengue?
El diagnóstico de la fiebre del dengue se hace con análisis de sangre, exámenes clínicos y el historial del paciente. El tratamiento del dengue sólo tiene por objeto aliviar los síntomas, ya que no existe una medicación específica para tratar la enfermedad.
La persona que tenga síntomas de dengue debe acudir a un servicio de atención de la salud para someterse a una evaluación médica que permita hacer un diagnóstico correcto de la enfermedad y, de ser necesario, someter al paciente a pruebas para confirmar o excluir un caso sospechoso de dengue. Además de la orientación y el tratamiento adecuados para cada caso y según la gravedad de los síntomas.
También es importante notificar a las autoridades sanitarias de la ciudad para que tomen medidas de control de la enfermedad y eviten los brotes de dengue.