¿Qué es la sífilis?
La sífilis o cáncer duro es una enfermedad infecciosa de transmisión sexual (ETS) causada por la bacteria Treponema pallidum. Su evolución es lenta, con períodos de manifestación aguda y otros de latencia (sin síntomas). Sin un tratamiento adecuado en la fase inicial, la sífilis puede comprometer a todo el organismo.
¿Cómo se trasmite la sífilis?
La transmisión de la sífilis se produce a través de las relaciones sexuales sin protección con una persona infectada y también puede transmitirse de madre a hijo durante el embarazo (sífilis congénita).
Principales síntomas de la sífilis
Los síntomas iniciales de la sífilis se caracterizan por pequeñas llagas que aparecen en los genitales y en la ingle. Estos signos suelen manifestarse entre 7 y 20 días después de la relación sexual (vaginal, oral, anal) sin protección.
La sífilis puede clasificarse como primaria, secundaria, terciaria y congénita, dependiendo de su etapa y forma de transmisión.
La sífilis primaria se caracteriza por una lesión ulcerada de base endurecida, lisa, brillante, con secreción líquida, transparente y escasa, que causa poco o ningún dolor. En las mujeres, puede aparecer en los labios grandes, la vagina, el clítoris, el perineo y el cuello del útero; en los hombres puede aparecer en el glande y el prepucio.
Junto con la lesión, aparecen en las ingles que no causan dolor y aparecen dos o tres semanas después de una relación sexual sin protección con una persona infectada. Después de 3 o 4 semanas, la úlcera desaparece por sí sola, sin dejar cicatriz, lo que da la idea de curación.
La sífilis secundaria es la fase que se caracteriza por la propagación de la bacteria por todo el cuerpo, de 4 a 8 semanas después de la aparición de la primera lesión. Aparecen manchas rojas en la piel, principalmente en el tronco y las extremidades (palmas y plantas de los pies), fiebre, dolor de cabeza, malestar, pérdida de peso, dolor de garganta, falta de apetito, pérdida de cabello y hormigueo.
Los síntomas de la sífilis secundaria también desaparecen espontáneamente, dando al paciente la falsa idea de que está curado. A partir de la fase secundaria, la sífilis puede llegar a estar latente en el cuerpo, es decir, no manifiesta síntomas durante un largo período, evolucionando a la fase terciaria.
La sífilis terciaria se caracteriza por manifestaciones graves en los órganos afectados. Puede haber meningitis, parálisis nerviosa y obstrucción de los vasos sanguíneos en el cerebro, con riesgo de ceguera y derrame cerebral («stroke»). También afecta a la médula espinal, provocando la pérdida de reflejos y sensibilidad de las extremidades, y puede llevar a la parálisis.
La sífilis también compromete el funcionamiento de las válvulas del corazón y puede causar lesiones en las grandes arterias, como la aorta.
La sífilis congénita es la sífilis que se transmite de la madre infectada al feto durante el embarazo y puede causar un aborto o una malformación fetal. La mayoría de los síntomas se manifiestan en los primeros meses de vida, como neumonía, heridas en el cuerpo, pérdida de audición y visión, problemas óseos y deterioro neurológico.
La sífilis puede prevenirse con el uso de preservativos en todas las relaciones sexuales. El diagnóstico se hace con análisis de sangre y el tratamiento se realiza con antibióticos, generalmente penicilina.
La enfermedad es curable y fácilmente tratable, especialmente en las primeras etapas. Sin embargo, sin tratamiento puede causar daños irreversibles a los órganos.